Aquí pongo el artículo de mi profesor Oleksiy Babych.
La historia del cine ucraniano se remonta a principios del siglo XX. Pero en el espacio de una de las más importantes repúblicas de la URSS, adquiere una escala verdaderamente importante a mitad de los años veinte, cuando en Kiev se construye el estudio de cine (entonces decían una “fabrica de cine”) más grande de Europa. El régimen soviético necesitaba fuertes medios de propaganda en un territorio en el que la mayor parte de la población todavía se oponía de una forma pasiva o activa a nuevos métodos de organizar la vida. A pesar del objetivo claramente ideológico del nuevo arte dentro de la URSS (basta recordar la famosa réplica de Lenin: “El arte más importante para nosotros es el cine”), este joven arte, que entonces apenas tenía treinta años, no siempre se desarrollaba tal como lo definió el partido o el estado. Precisamente, dentro de ese contexto, se puede hablar del cine poético ucraniano. Un cine cuyo valor estético consiguió superar implícitos dogmas ideológicos; un cine que se hizo famoso en muchos festivales del mundo; y lo principal, un cine que mostró a todos la identidad ucraniana y la existencia de ese pueblo numeroso y auténtico dentro de la aglomeración soviética llamada oficialmente “La familia de los pueblos”. La misma noción de cine poético supone un cine que pretende narrar una historia por medio de imágenes metafóricas. Por eso, éste tipo de cine más bien tiene por objetivo no narrar ciertos hechos de modo visual sino intentar influir en la sensibilidad del espectador utilizando recursos propios de la poesía. La metáfora es el recurso más frecuente entre ellos. El presente ciclo muestra las películas más significativas dentro de ese paradigma histórico-cultural del cine ucraniano. Naturalmente, existen otros títulos y obras de directores ucranianos que siguen esta tradición.
La Tierra (1930) de Aleksandr Dovzhenko, una fábula sobre la llegada de la vida nueva a una aldea ucraniana; un cuadro que muestra a gente sencilla, cuya vida adquiere significado universal dentro de sus relaciones con el mundo, en un espacio entre la esperanza y el miedo. La resonancia de esta película prevalece en la actualidad y sus valores auténticos permitieron incluirla en 1958 en el listado de doce mejores películas de todos los tiempos.
Las sombras de los antepasados olvidados (1964) de Sergey Paradzhanov, a partir de la novela del escritor ucraniano Mykhaylo Kotsubynsky, lleva al espectador al contexto de las tradiciones y los mitos de una parte del pueblo ucraniano que vive en las montañas de los Cárpatos, en Ucrania occidental. Las imágenes de una vida imposible sin tradición y la banda sonora basada en motivos del folklore, otra vez declararon al mundo la existencia del pueblo ucraniano. Tras recibir primeros premios en distintos festivales del mundo, entre ellos Roma y Mar del Plata, la película estuvo prohibida durante muchos años en la Unión Soviética.
En últimos años el cine ucraniano ha tenido muchas dificultades, pero a pesar de esto el joven director Oles Sanin ha conseguido rodar su visión de un canto popular sobre la huida de tres hermanos ucranianos del cautiverio turco en la Edad Media. Mamay (2003) muestra cómo la tradición cinematográfica se integra dentro de las interpretaciones modernas. En esta película, tras las imágenes se siente un intento de reconciliar las culturas cristiana e islámica que durante siglos coexistieron en Ucrania a veces como aliados, a veces como rivales. También es un intento de investigar el fenómeno trágico del carácter ucraniano por medio de una leyenda popular.
Oleksiy Babych
Profesor de la Universidad Nacional de Lingüística de Kiev
Profesor de la Universidad Nacional de Lingüística de Kiev
LA TIERRA (Zemlya)
Año: 1930 Duración: 70 min. B/N
Dirección y guión: Aleksandr Dovzhenko.
Fotografía: Danylo Demutsky.
Música: Lev Revutsky.
Estudio: Ukrainfilm.
Intérpretes: Stepan Shkurat, Semen Svashenko, Yulia Solntseva, Olena Maksymova, Ivan Frank.
Premios: Participación en el festival de Venecia (1932), el festival se cerró sin entregar los premios; en 1958, en la Exposición Mundial de Bruselas, como resultado de una encuesta realizada por la Cinemateca Belga entre 117 críticos de renombre de 26 países del mundo, el filme entró en la lista de las doce mejores películas de todos los tiempos.
Usando su particular estilo, que algunos llamaron 'cine-poesía', Dovzhenko filmó en Tierra una parábola idealista pero aguda sobre los lados oscuros y luminosos de la Revolución. Centrándose en una historia sencilla ambientada en un pequeño pueblo de Ucrania, el director creó un bello drama, que se eleva de la categoría de panfleto gracias a su poder visual y su hábil montaje.
LAS SOMBRAS DE LOS ANTEPASADOS OLVIDADOS (Tini zabutykh predkiv)
Año: 1964 Duración: 90 min. Color
Dirección: Sergey Paradzhanov.
Guión: Ivan Chendey y Sergey Paradzhanov.
Fotografía: Yuriy Ilyenko.
Música: Myroslav Skoryk.
Estudio de Kiev “Dovzhenko”.
Intérpretes: Ivan Mykolaychuk, Larysa Kadochnikova, Tetyana Bestayeva, Mykola Grynko, Spartak Bagashvili.
Premios: 1965, premio “Cruz del Sur”; premio FIPRESCI a Yuriy Ilyenko como mejor fotografía en Mar del Plata (Argentina); Copa del Festival de Roma; premio de la Academia Británica en 1966 a la mejor película extranjera; 1966, medalla de oro a Sergey Paradzhanov en el Festival de Saloniki (Grecia).
Una trágica historia de amor evocadora de "Romeo y Julieta" y ubicada en el pueblo gutsul, en los Cárpatos, que conservó fielmente sus tradiciones y ritos, es esta leyenda folklórica de resonancia universal.
MAMAY (Mamay)
Año: 2003 Duración: 80 min. Color
Dirección y guión: Oles Sanin.
Fotografía: Sergiy Mykhalchuk.
Música: Alla Zagaykevych.
Productores: Aram Gevorkian y Ganna Chmil.
Actores: Viktoriya Spesivtseva, Andriy Bilous, Nazl Seitablayeva, Sergiy Romaniuk, Oles Sanin.
Premios: Premio del estado Ucraniano “Dovzhenko” 2004; película seleccionada para participar en las candidaturas a los premios Oscar de 2005.
La película se basa en la tradición épica de dos pueblos, el ucraniano y el tártaro. Ambas tradiciones nos cuentan la misma historia de los tres hermanos cosacos que escaparon del cautiverio turco y de sus perseguidores. Como tenían sólo dos caballos, abandonaron al hermano menor en la estepa. Le encuentra una joven tártara que vive solitaria en el campo. El filme es una versión de autor sobre la aparición de una de las principales imágenes del epos ucraniano: El cosaco Mamay.
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